Para un cristiano, las vacaciones son un reto: es la oportunidad de ser verdaderamente quien soy.
Hemos sido creados para el descanso: estar definitivamente en nuestro sitio, porque el cielo es Vida con mayúscula.
Mc.6,31: "Venid también vosotros aparte, a un lugar tranquilo, para descansar un poco". Descansar con Jesús es aprender a saborear el vino que alegra el corazón: la alegría de estar con Jesús, que no puede cambiarse por nada del mundo.