¿Diferencia en la edad? ¡Sin Problema!
Una historia ficticia de estar activo en tu comunidad
Escrita por Patricia Oliver
Ítan y Éiva estaban caminando a casa de la escuela. Ellos vivían en un pueblito, y podían caminar las calles solos. Ellos vivían justo unas cuadras de distancia de la escuela. Repentinamente, al otro lado de la banqueta, vieron un grupo pequeño de personas con pancartas. Había más o menos 10 personas. Todas ellas llevaban pequeñas pancartas hechas en casa, y estaban caminando en círculos, cantando algo que no se podía entender. Al principio, los dos jóvenes los miraron de lejos. Pero después decidieron acercarse al grupo de personas, y se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo, y lo que ellos estaban cantando.
¿Qué están diciendo? Preguntó Ítan.
No entiendo todo. Cómo… ancianos… cómo… calidad de vida, cómo… ayuda, contestó Eiva, entrecerrando sus ojos como para escuchar mejor.
Un hombre del grupo empezó a caminar hacia ellos. Él no llevaba ninguna pancarta, pero tenía un portapapeles y un lapicero en sus manos. Hola, chicos. Él dijo con entusiasmo. Mi nombre es Mark.
Hola, contestaron los adolescentes al unísono. Estábamos caminando a casa y… nos preguntábamos, ¿De qué se trata? Dijo Eiva.
Bueno, gracias por detenerse para preguntar. Este es un asilo, dijo el hombre, señalando al edificio detrás del grupo que caminaba y cantaba.
Lo siento, no puedo escucharlos con todo este ruido de fondo, dijo Ítan. ¿Pueden hablar un poco más alto por favor?
Seguro, dijo el hombre, elevando su voz, de modo que los chicos pudieran escucharlo. Soy el director del asilo. En este momento, estamos en problemas. No tenemos mucho dinero, y no podemos darles a nuestros ancianos actividades de entretenimiento. No tenemos el dinero para contratar más personas. Así que, estamos un poquito preocupados, porque muchos de nuestros ancianos, están mostrando índices de depresión.
Eiva se asombró. Oh, depresión. He escuchado esa palabra antes. Mi primo tiene depresión. Los doctores dicen que él es adicto a su celular, y que eso le está causando perder contacto con el mundo real, con sus amigos, y la familia. Él se ha vuelto más ansioso y nervioso.
Así que tú sabes un poco del problema, dijo Mark. Algo así está sucediendo aquí. Nuestros ancianos necesitan tener más contacto con más personas y ser tan activos como ellos puedan. Mentalmente y físicamente. Ellos necesitan hacer más cosas divertidas. Hablar con otras personas, jugar, incluso bailar. Pero, por el momento, no podemos pagar para que alguien venga y nos ayude con eso.
Que triste, dijo Ítan. Todos deberían tener el derecho a divertirnos y hablar o platicar con otros. No me importaría sentarme junto a ellos, y platicar por un rato, un par de tardes a la semana. Estoy seguro de que todos, tienen historias muy interesantes que contar. Me encantaría escucharlos, y hacerles muchas preguntas.
La situación es terrible. ¿Qué vas a hacer?, pregunto Éiva. Con emociones encontradas—tristeza y enojo.
Mark estaba interesado. Bueno, nosotros definitivamente necesitamos ayudar a la comunidad. Es por eso que, vamos a hacer esta pequeña manifestación. Por supuesto, no es una manifestación verdadera, como pueden ver. Solo hay diez de nosotros y solamente estamos marchando enfrente de la puerta del asilo. Solo queremos hacer algo de ruido… para despertar y crear conciencia. Queremos que la gente se detenga, y vea lo que está sucediendo aquí. Justo como ustedes lo hicieron. Necesitamos que la comunidad muestre apoyo y solidaridad, de la manera en que ellos puedan.
Ítan, imagina que nuestros abuelos estuvieran aquí, solos. Tenemos que hacer algo para animarlos. ¿Como podemos contribuir a la solución del problema? Éiva realmente quería ser parte de la solución.
La siguiente semana, Mark estaba en la escuela de Ítan y Éiva platicando con los maestros, estudiantes, y los padres de familia del problema en el asilo. Éiva e Ítan estaban tan impresionados de la conversación con Mark la pasada semana