La fe no es un producto humano, es una virtud espiritual. Dios mismo nos somete a situaciones diseñadas por El para producir en nosotros la revelación de Su Esencia, y para que creamos en El. No es el creer lógico, racional, producto del conocimiento adquirido, es la revelación de Su Potestad, de Su Soberanía, de Su Señorío, y se activa la Fe necesaria para movernos en Su Gracia.
El discernimiento espiritual es la capacidad de vivir por la fe, de allí que para poder desarrollar discernimiento es necesario ser capaz de vivir por fe. Quien no puede vivir por fe no puede discernir.