El propósito del mensaje del Evangelio como proclamación del Reino de Dios, es mostrarle al hombre y a la mujer que la condición de vida que ha desarrollado sobre la faz de la tierra, no es ni corresponde, a la imagen con la cual fue formado en el huerto del Edén. Por muy buena que sea la vida que alguien haya desarrollado, por muy placentera, y aun, por muy cómoda que la haya formado, la vida actual de nadie es semejante a la vida con la cual fue formado Adán y Eva; las riquezas actuales no llevan a nadie a disfrutar de la vida de deleite en el Espíritu.
La proclama de las Buenas Nuevas del Evangelio del Reino consiste en restauración y restitución, por eso, cuando la Palabra establece que es necesario predicar las Buenas Nuevas a los pobres, con ello está estableciendo la urgencia de aclarar que el propósito de la proclama de las Buenas Nuevas es llevar al hombre y a la mujer al entendimiento de que el Evangelio lo saca de su estado de ‘limitación y restricción’, para colocarlo bajo la operación de abundancia del Espíritu, por medio de la fe.
