Isaías 5:24-25 nos recuerda que nada en este mundo es eterno. El pecado nos hace rechazar la Palabra de Dios y, por ende, rechazar a Dios. Nuestro pecado nos aleja de Dios y nos hace negarlo en nuestro corazón. Dios es justo en castigarnos por nuestros pecados, pero tenemos mayor gracia, porque Jesús pagó el precio de la justicia de DIos, humillemonos ante Él, solo a Él demos la gloria.