Esta semana comenzaron a caer candidaturas que algunos pensaban tenían en la bolsa.
¿La razón?
Que los aspirantes a alcaldes y a diputados locales y federales pensaban que su pasado no los condenaría, pero no fue así.
Hay dos casos relevantes pero vienen otros más: Manlio López e Inés Saturnino.
Manlio, de ser un fallido ejecutivo de ventas de una imprenta pasó a ser asesor de campañas, de políticos inocentes, del ayuntamiento de San Andrés Cholula a cuya presidenta le causó más dolores de cabeza que soluciones, y hasta ser promotor de un “medio” de comunicación fake.
Ya estuvo en el PRI, en la CTM donde engañó a Leobardo Soto, en alcaldía de Morena y ahora buscaba ser candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Puebla sin tener la menor idea de lo que es la política, ni experiencia, ni un solo cargo partidista ni haber pegado un solo cartel.