Ni los triunfos ni las derrotas son para siempre.
Me explico:
1. Ni el triunfo abrumador e incuestionable de Andrés Manuel López
Obrador del 2018 fue para siempre ni todos sus votantes están ahora
ahí.
2. De hecho, la pérdida de unas 50 curules en San Lázaro son
muestra de que los electores se decepcionaron y le quitaron el control
absoluto del congreso, pues no están de acuerdo con que el mismo
bloque político controle todo: el Ejecutivo, el Legislativo y
parcialmente el judicial.