“¡Que reviva Puebla!” fue una de las frases en la arenga del gobernador Miguel Barbosa el pasado miércoles en la histórica ceremonia del Grito de Independencia en el Casa Aguayo.
Me sumo a ella: que reviva, en salud, en economía, en desarrollo, en vida cotidiana.
Destaco unos 10 ingredientes de la celebración.
1. El hecho histórico de realizar la ceremonia por primera ocasión en la historia reciente en El Alto, el barrio que dio origen a la ciudad de Puebla.
2. Que dada la circunstancia política y sobre todo sanitaria, el gobernador decidió trasladar los festejos a la casa donde despacha su administración.
3. Que después de año y medio de pandemia y de restricciones, el 15 de septiembre vino como una brisa fresca en medio de un verano candente.
4. Que “La Vecindad Santanera” vino a dar un poco de movimiento de cadera a un Puebla ávida de ritmos y de baile pachuco con ritmos de slam que hacía mucho tiempo no disfrutaban.
5. Que la polarización política –no novedosa en Puebla- derivó en dos Gritos. El del gobernador y el realizado por Claudia Rivera en el balcón central del Palacio Municipal.
