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Juan 3:1-21

Reina Valera 1960

1Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.

2Este  vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios  como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no  está Dios con él.

3Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

4Nicodemo  le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar  por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?

5Respondió  Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y  del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

6Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

7No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

8El  viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde  viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

9Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?

10Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?

11De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.

12Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?

13Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.

14Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,

15para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

16Porque  de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para  que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

17Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

18El  que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido  condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

19Y  esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron  más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

20Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.

21Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.