Horas previas a una final, el vestuario del Real Madrid vivía momentos muy tensos en vísperas del partido que los catapultaría al éxito. Y a veces los genios aparecen en el momento indicado, "el comandante", con la frase acertada salió a quitarle presión a sus compañeros, presagiando la tesitura del encuentro; y horas más tarde, después de dos goles en la final, Cristiano volvía a tocar el cielo con las manos.