¿Quién es mi prójimo? Una pregunta que es necesario contestar para poder cumplir con este principio de Dios. Jesús se encargó de contestarla claramente a un experto de la ley. A su pregunta Jesús le relató una historia ampliamente conocida, pero poco comprendida. Es fácil voltear la mirada y desviarse al otro lado del camino para evitar a ese próximo que se atraviesa en nuestro camino. Y qué de aquellos que son nuestro prójimo permanente, aquellos a quienes damos por sentado porque conviven con nosotros. No se trata solo de meter tu mano en tu bolsillo. Se trata de darnos a nosotros mismos para servir a otros.