Para avanzar en el camino de una vida con propósito es necesaria la flexibilidad, pues no se trata de abandonar nuestras metas y convertirnos en individuos llevados de un lugar a otro por el viento de las circunstancias, sino de mantener nuestra mirada en la meta, sin dejar de hacer los ajustes necesarios. La flexibilidad es una actitud que te permite, sin perder tu objetivo, adaptarte a las circunstancias sin dejar de estar enfocado. La rigidez nunca nos lleva a un lugar seguro.