Listen

Description

De la manera que un trozo de madera se enciende cuando está cerca de una hoguera, un río se hace más caudaloso cuando es alimentado por sus riachuelos, la red de transporte público se integra con el metro, los buses articulados y las combis para ofrecer  mayor alcance a sus usuarios, las redes sociales facebook, Instagram y WhatsApp se unen para acortar distancias y mejorar las experiencia de uso, Zoom nos permite en tiempo real conectarnos con seres queridos, amigos, compañeros de trabajo o de escuela, así nuestro espíritu al mantener una relación directa y transparente con nuestro creador fortalece nuestra espiritualidad, nos conecta con la esencia de nuestra vida, nos llena de esas ganas de vivir, de ser trascendentes, dejar legado, de conocer y cumplir nuestro propósito, nos llena de determinación para afrontar cualquier dificultad, miedo, inseguridad que estemos viviendo.

El estar en comunión diaria y constante con nuestro creador, tener un tiempo diario para hablarle, agradecerle y porque no pedirle por su bendición, proteccion, favor y gracia, permite que su Espíritu nos llene y esto nos hace amar de verdad a nuestro círculo cercano, afrontar los obstáculos con gozo y paz.. Nos hace ser pacientes y amables con los demás, tener confianza en que todo nos ayuda para bien, ser humildes, y saber manejar nuestros deseos, pensamientos y comportamientos alineándolos a los principios de vida.

Es que para las culturas hebrea, árabe, griega e hindú el espíritu es el aliento de vida, así como el aire no se ve pero se siente, así es el espíritu humano, es el aire que le da movimiento y ánimo al cuerpo y además nos dota de la capacidad de controlarnos y dominarnos.

Para otras culturas el espíritu son energías que viajan en el aire y que se conectan unas con otras… de alguna manera, el mantener cercanía con Dios nos conecta unos a otros y esto hace que seamos parte de un engranaje mayor a nosotros mismos y todo lo q hacemos ayuda a ese propósito mayor, nos da significado y contribuye al mundo que nos rodea.

A través de la meditación, la oración y el vivir en las promesas que Dios tiene para nosotros fortalece nuestra espiritualidad, nos da sabiduría, esperanza y valentía para conquistar nuestros sueños,  vivir plenos, en ventaja, completos, en abundancia y así extendernos a los demás, con generosidad sincera y empatía. Igualmente, nos hace levantarnos cuando tropezamos, aprender de nuestros fracasos y no volverlos a repetir, pero compartir nuestra experiencia con otros.

La dimensión espiritual del arte del bienestar nos hace tener consciencia de nuestras creencias, qué tan alienadas están con el significado y propósito de nuestra vida y cómo nos relacionamos con nuestro creador.