Cuántos se acuerdan de la película de dibujos animados Kung Fu Panda? Si esa misma, la del oso panda, gordito, medio torpe, que pelea Kung fu. Por alguna razón cuando me hablan del tema del qué dirán, me acuerdo de esta película, seguro es porque me llama mucho la atención como el panda permitía que la opinión que los demás tenían de él, reemplazara la opinión que él tenía de sí mismo.
El punto es que todos opinaban del panda algo y él permitía que la opinión de otros lo definieran.
Se preguntarán: "qué tiene esto que ver conmigo?". Lo que sucede es que diariamente pasa lo mismo, permitimos que la opinión que los demás tienen de nosotros definan quienes somos, y en la mayoría de los casos hasta opaca la opinión que tenemos sobre nosotros mismos.
Duele aceptarlo, pero es común que quienen nos rodean nos definan de manera sesgada (por encima o por debajo). Hay quienes maximizan nuestras cualidades y hacen vernos sobre calificados, hay quienes resaltan los defectos y oportunidades y nos hacen ver por debajo de lo que realmente somos. Ambos casos trae el mismo efecto nos colocan una camisa que no nos queda y de alguna manera esta definición errada de nosotros nos afecta los comportamientos, e influye en las decisiones que tomamos y en la forma como vemos el mundo.
Seamos sinceros, a todos nos gusta que crean que somos más de lo que realmente somos, que resalten nuestras cualidades y que no consideren nuestros defectos o por lo menos no los expongan. Aunque es normal ser sensibles a la opinión que otras personas tengan de nosotros, más aún si esas personas son significativas en nuestra vida, el tema es que existen ocasiones donde le damos una excesiva relevancia, y nos centramos con mucha insistencia en lo que podrían estar pensando sobre nuestro aspecto físico, nuestra forma de actuar, lo que decimos, lo que pensamos… y lo más importante, como si tuviéramos una “bola de cristal”, asumimos que esa opinión es negativa. Llegando a confundir nuestros pensamientos con la realidad, y las opiniones de los demás, con suposiciones que no tienen «evidencias alguna .
El caso en donde permitimos que los demás nos vean por debajo, nos descalifiquen, igualmente tiene un impacto en nosotros, puesto que dispara un miedo y es el miedo a que los demás nos hagan daño. El problema surge cuando centramos nuestra atención en esa posibilidad y nos mantenemos en un estado de alerta, tratando de adivinar los posibles peligros que los demás nos pudieran producir, aunque no haya indicios razonables de que eso vaya a suceder y exageramos la probabilidad de que ocurra.