Lo de Cúneo Libarona es tan grave como escandaloso. Las internas en la fuerza política que gobierna son caricaturescas y tenebrosas. Las opiniones del ministro de economía son tan chistosas como macabras. La corte suprema y Lijo y el Facho, las jubilaciones, los vetos y la represión, las pericias psiquiáticras y los twiter, todo queda atrapado en un tela de arañas que invita al fastidio.
Entre toda esa cosa indigerible nos detenemos un minuto en el cachiquengue que armó Villarroel ayer en el Senado.