Hebreos 13:1
Así como el cuerpo humano se enferma a causa de una bacteria o virus que entra al interior, las relaciones entre los seres humanos también enferman cuando el desamor es el tono de nuestras relaciones.
Hay que saber distinguir la enfermedad del desamor. El apóstol nos da una prescripción para conservar la salud en la comunidad. “Permanezcan en amor ó sigan amándose unos a otros fraternalmente”. Si él lo recomienda es porque el amor fraternal está en riesgo de enfermar, nada se entibia tan fácilmente como el amor.
El orgullo puede enfermar al amor, si me pienso que soy superior al otro ya no lo trato con amor, si no con menosprecio y lo juzgo y ofendo. La soberbia o la altivez de ser preferido a otros, nos coloca por encima de los demás y nos impide amarlos. ¿Porqué nos sentimos superior a otros?? El conocimiento nos vuelve orgullosos y nos hace sentir importantes, mientras que el amor edifica la comunidad. Mostremos el amor que edifica la comunidad.
Si amo sólo a los que coinciden conmigo estoy excluyendo a más de la mitad del mundo. Todos hemos sido creados por el mismo Padre que está en el cielo y todos los seres humanos son mis hermanos.
La ley suprema que nos ha dado el Señor es “ama a tu prójimo como a tí mismo”. Para Dios todos somos iguales. Al amarnos fraternalmente no hemos de discriminar a nadie.
Hay que pedir perdón si ofrendemos al hermano y hay que otorgar perdón si el hermano nos lo pide, para restaurar el amor fraternal que hay entre nosotros.
No permitamos que el amor entre nosotros enferme, permanezcamos en amor fraternal. Amén
