Jonas 1.
Estas viendo la tempestad y no te hincas, es un dicho que usamos para referirnos a quien enfrente una situación difícil y no se comporta con humildad ni pide ayuda.
Esta fue la conducta del profeta Jonás, no se humilló delante de Dios cuando observaba la angustia de los marineros con quienes estaba a punto de naufragar, así actuamos muchos cuando nos llega el agua al cuello. No clamamos a Dios, no le pedimos ayuda, no nos humillamos y somos orgullosos, actuamos como si los accidentes fuesen consecuencia de la casualidad.
Hay un Dios sobre todos que mueve la naturaleza y las circunstancias humanas como El quiere, tiene el gobierno sobre el mar, la tierra y el cielo. Jonás había recibido la orden del Señor de ir a Nínive, pero hizo lo contrario, se fue a Tarsis, estando en altamar Dios envió un viento impetuoso y alzó una furiosa tormenta y la nave estaba a punto de naufragar, los marineros se hincaron y pidieron a su Dios por ayuda, mientras que Jonás dormía profundamente. Lo despertaron y pidió que clamara a su Dios. El profeta confesó y declaró que huía de la presencia de Dios y de la orden que le había dado. Los marineros acusaron a Jonás de irresponsable y le exigieron que enfrentara a su Dios que lo perseguía. Jonás pidió a los marineros que lo aventaran al mar para que ellos fueran salvados, pero no podían porque el mar se embravecía más y más y ellos vieron que el Dios de Jonás era el que respondía y le reconocieron, no hay tormenta que no pueda controlar.
El mar se aplacó y volvió la calma en el mar una vez que los marineros aventaron a Jonás. Los marineros ofrecieron un sacrificio al Señor y le ofrecieron votos.
Jonás desafió a su Dios al pretender huir de su presencia, y los marineros extranjeros que ignoraban al Dios Todo poderoso conocieron su poder en medio de una tormenta que casi les quita la vida.
Podemos pensar que hay calentamiento global y sus consecuencias avanzan y es cierto, pero no hay que perder de vista que estos fenómenos naturales tienen un gobernante y es Dios. El Señor hace lo que él quiere.
No seamos como el porfeta Jonás que vió la tempestad y no se hincó, reconozcamos a Dios a quien los vientos y el mar obedecen!.
Jesús también en medio de una tormenta que amenazó a sus discípulos se levantó y ordenó al viento se aplacara y todo quedó tranquilo.
Estás intranquilo cuando arrecia la tormenta y estás a punto de naufragar? arrodíllate delante de Jesús quien calma el viento y la tormenta y entonces tendrás paz en el corazón.
Amén.