Salmo 8
“No le digas a Dios que tienes un gran problema, dile al problema que tienes un Gran Dios”.
La perspectiva es una visión más ajustada a la realidad que viene favorecida por la observación distante de cualquier hecho. Cuando pasamos por un problema, sentimos que es enorme y nos sentimos desfallecer, sin embargo cuando nos movemos o ha pasado el tiempo y volteamos a ver nuevamente ese problema, lo visualizamos de diferente modo, con más claridad y objetividad.
Al momento de sufrir una enfermedad, pasar por crísis económica o familiar, podemos darnos por vencidos y ahogarnos en un vaso de agua, pero si buscamos a Dios y le pedimos ayuda, nuestra necesidad se ve pequeña frente a la grandeza y el poder de Dios.
En el momento de pasar por alguna situación adversa, Dios está cerca de quienes le invocan. Basta con levantar los ojos al cielo cuando cruzamos por una prueba.
El cielo muestra la gloria de Dios que nos cubre por completo. El salmista David levanta su mirada al cielo para ver su vida en perspectiva. Lo que observa es la majestad de Dios que domina sobre toda la tierra y los cielos que cuentan la gloria de Dios.
David piensa y pregunta a su Señor ¿Qué es el hombre para que en el pienses? Dios nos colocó en la tierra para señorear sobre todo, para gobernar su creación y reconocerlo a él como soberano de nuestra vida y circunstancias.
Hay quienes no han entendido su posición en la creación, su posición está distorsionada, no toman en cuenta a Dios ni se someten a Él.
¿Estas observando tu vida en la perspectiva correcta? Estas sufriendo una enfermedad o crisis que parecen insalvables, pero Dios está esperando que levantemos nuestra mirada al cielo y confiemos en su hijo Jesús, que nos puede auxiliar pronto en cualquier necesidad.