Hebreos 12:18-29
Los truenos y los relámpagos nos advierten que una tormenta se avecina. El último trueno anuncia el final de la tormenta, me decía mi suegro. La voz de Dios es tan fuerte que parece un trueno y resuena a gran distancia.
El Señor solía hablar a su pueblo con voz de trueno para que lo escucharan. Al invocar a Jesús nos acercamos a Dios. Al buscar a Dios no importa si lo hacemos en un lugar o en otro, reconciliémonos con Dios y seamos limpios de toda maldad. Dios nos sigue hablando hoy, ¿haz percibido que te ha hablado en esta epidemia mundial? ¿Ha tenido que gritarnos? Hoy nos habla a través de su hijo Jesús: Vengan a mí todos los que están trabajados y cansados que yo los haré descansar.
No hagas esperar más al Señor porque Él es fuego consumidor y nos habla de muchas formas para reconciliarnos y reconocerle.
Tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia. Amén