Salmo 25
La enfermedad, dolor y muerte son un misterio para nosotros. La ciencia puede explicar el origen de la enfermedad pero no puede advertir el propósito del sufrimiento humano cuando la padece.
No aceptamos la enfermedad y la muerte, sin embargo Dios tiene un propósito para cada uno. La sabiduría divina excede la sabiduría humana, nuestros pensamientos y nuestros caminos no son los mismos que los del Señor.
El rey David se siente sólo y afligido, le pide a Dios dirección “Muéstrame tus caminos y guíame y encamíname en tu verdad, en tí confío a todas horas”.
Sin duda Dios pretende algo con nosotros cuando pasamos por momentos difíciles aún cuando no lo entendamos ahora y hasta lo rechazamos. El salmista pide perdón a Dios por sus pecados cometidos en la juventud porque pensaba que pasaba por un castigo del Señor por sus pecados, pide misericordia, pero él sabe que Dios siempre le ha mostrado amor y ternura, que le haga entender su voluntad.
Si nos acercamos con un corazón humilde, reconociendo nuestros pecados y dispuestos a que Él nos muestre el camino, Él nos indicará el camino que hemos de seguir, nos rodeará de bienestar los librará de todo peligro. Levantemos nuestros ojos a Dios dispuestos a hacer su voluntad. Él consuela nuestros corazones.