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Salmo 127

Hoy todos quisiéramos tener el favor De Dios, cuando tenemos las circunstancias en contra, esperamos el favor de alguien. El favor es la ayuda o socorro que se concede a alguno. Cuando pedimos un favor deseamos recibirlo sin costo. Algunos piensan que todo tiene un costo, pero hay quienes hacen favores sin ningún costo, ¡Dios es el que otorga favores por excelencia!.

El Señor sí ofrece verdaderas ofertas. Jesús dijo, yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin, al que tenga sed le daré a beber el agua de la vida.

Uno de los grandes favores que hemos recibido del Señor son nuestros hijos, no se pueden comprar en ninguna tienda, son un don, una bendición del Señor. Dios quiso conceder una herencia con los hijos que tenemos. Los hijos hemos de reconocer el favor De Dios al darnos un padre y una madre. Hemos sido favorecidos por el Señor.

El rey David reconoce el favor del Señor por tantos hijos que le dió. Expresa el beneficio que ha recibido del Señor diciendo que los hijos son herencia de Jehová. Dichosos los padres que tienen hijos que los ayudan y los cuidan. Este es el valor de un hijo que Dios nos ha dado como herencia. Qué vergüenza sienten los padres que se sienten solos y desamparados, teniendo hijos.

Qué dicha para un padre que su hijo lo suceda en una misión inconclusa. Un padre puede morir tranquilo cuando el negocio que ha forjado queda en las manos de un hijo, cuando una empresa planeada es llevada a cabo por un hijo. David propuso a su hijo Salomón como el futuro constructor del templo de Jerusalén.

Antes de morir David aconsejó a su hijo y le dijo: Si Dios no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican. Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. Sin la protección del Señor la ciudad está indefensa. El esfuerzo humano es en vano cuando Dios no está cuidando.

La bendición del Señor trae riquezas sin que nada le añada el esfuerzo. De poco vale el esfuerzo y ello trabajo si ni no contamos con el favor del Señor. ¿Quieres navegar en contra del viento o prefieres navegar con el viento a tu favor? ¿Quieres el favor, la bendición y la ayuda del Señor en todo lo que haces? Sólo invoca el nombre del Señor y pide ayuda. ¡Inclínate delante del Señor y reconócelo, entrégale el timón de tu vida al Capitán y deja que te lleve a puerto seguro!.