Salmo 91
En épocas de calor cuando los rayos del sol caen como plomo sobre nosotros, la sombra de un árbol nos protege del sol, nos da frescura y descanso en un ambiente caluroso. Cada vez hay menos árboles frondosos, no es fácil encontrarlos, por eso hay que buscar un buen árbol para disfrutar de su sombra. Necesitamos buscarlos y acercarnos a ellos para encontrar esa sombra.
El Salmista nos dice una verdad, el que habita al abrigo del altísimo se acopla a la sombra del TodoPoderoso, nos invita a poner nuestra esperanza en Dios. Si confiamos en el Señor y lo escogemos como nuestro refugio y habitación Él ordenará a que sus Ángeles nos cuiden en medio de enfermedades y peligros.
Para recibir la protección de Dios hay que invocar su nombre. Jesús dijo: El que a mí viene, no le hecho fuera!.
