Salmo 88
¿A caso hay un dolor más fuerte que ver morir a un hijo o hija? Sólo quienes lo han vivido lo saben.
Jesús cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, lo consideramos herido, golpeado por Dios y humillado, fue traspasado por nuestras iniquidades, gracias a sus heridas fuimos sanados, Isaías 53:3-5
El salmista eleva una oración a Dios y clama a su Señor en un momento muy doloroso. Se siente tomado de calamidades que vé su vida al borde del sepulcro, parece un guerrero desvalido. De este modo pueden estar sintiendo padres que han perdido a algún hijo. En medio del dolor el salmista se expresa y le reclama a su Señor que lo ha echado en el pozo más profundo, en el más tenebroso de los abismos y así es la depresión, es la noche más obscura.
Muchas personas están sintiendo una tristeza muy profunda, sintiendo el dolor de perder a familiares cercanos, padres, madres, hermanos, hijos, primos y nos hace pensar que el enojo de Dios ha caído sobre nosotros y nos ha dejado como náufragos en una tormenta.
Al dolor le sigue la soledad, porque los amigos de quienes esperábamos solidaridad no están, como Job, sufrió la pérdida de su familia y fortuna, sus amigos le escupieron en la cara y se burlaron de él. Job 17. Y qué decir de Jesús quien al ser arrestado sus discípulos huyeron y lo dejaron solo y ahora el salmista se siente aprisionado y no puede librarse.
A pesar de la tristeza y con todo y la tristeza Jesús clamó al Padre y apareció un angel del cielo para fortalecerlo. Lucas 22:43, así también lo hizo el salmista abrumado por la tristeza, invocó cada día al Señor y extendió sus manos al cielo. Lo busca por la mañana para encontrarse con él. ¿Porqué me rechazas y escondiste de mí tu rostro? Me haz enviado sufrimiento y tus violentos ataques han acabado conmigo, ahora sólo tengo amistad con las tinieblas.
Nadie comprende un dolor tan grande, pero Jesús sí los comprende, a los padres y madres que han sufrido un dolor tan fuerte, Clama al Señor y entrégale tu dolor para que El te consuele porque Dios es padre misericordioso y Dios de toda consolación quien nos consuela en todas nuestras tibulaciones para que con el mismo consuelo que hemos recibido también podamos consolar a los que sufren!.
Aunque sufras un dolor tan grande y una tristeza agobiante , ¡ora, pide, clama al Señor por ayuda y la dará! El señor Jesús te dará paz.
Amén,