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Salmo 16

En México decimos que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido y así es como valoremos la salud cuando no la tenemos, cuando hemos tenido un empleo, perderlo nos hace apreciar la oportunidad de trabajar, cuando hemos disfrutado de la presencia de un padre, madre, abuelos, hijos, hermanos, su ausencia nos duele y quisiéramos volver a vivir los momentos que tuvimos con ellos.

Muchos en esta epidemia han perdido la salud,  el empleo y  a un miembro de su familia. Ninguno de nosotros quisiéramos perder nada, quisiéramos ganar, en lugar de perder. Sin embargo a todos nos llegan buenos y malos tiempos y ambos son obra de Dios.

Las herencias que recibimos en esta tierra no se pueden comparar con la presencia de Dios que Todo lo llena.  El salmista David se acerca en oración a Dios y busca refugio en Él. Dios no se esconde de nosotros, cuando le invocamos está listo para escucharnos y venir a rescatarnos. David si tuviese que escoger entre los bienes que el mundo le da y su Dios, sin duda se queda con Dios.

Si no hemos percibido la presencia de Dios que nos cuida, aconseja y nos ayuda, construimos ídolos y nos hincamos delante de ellos. David le dice tu eres mi Dios, todo lo bueno que tengo lo he recibido de ti. Se negó a hacerse de dioses ajenos a Dios. David bendice a Dios y él le enseña y le corrige. El salmista siempre tiene presente a Dios.

La alegría surge de un corazón que se encuentra con Dios. Si Dios es con nosotros, ¿quién contra nosotros? Todo aquél que crea en Jesús gozará de la presencia de Dios aunque muera. No hay mayor alegría que estar acompañados por Dios y su hijo Jesús. ¿Quién nos apartará del amor de Dios?

Ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni cosa alguna podrá apartarnos del amor de Dios que nos ha manifestado a través de su hijo Jesús.