No es una sugerencia, ni una posibilidad: ¡Somos la sal de la tierra!
El Señor nos reta a ser sal para prevenir la maldad y la luz para esparcir la verdad. Jesús dijo que somos la sal de la tierra y la luz del mundo... ¡No de la iglesia!
Porque es fácil ser sal y luz en ella, pero Dios nor llama para hacerlo afuera... Porque ser sal y luz, tiene que ser evidente en nuestra manera de vivir.
Así que, ¡saca la sal de tu salero!
¡Hay que ser sal y luz hasta el último aliento de nuestras vidas en este mundo! Para que nuestras generaciones se postren y lo adoren a Él.