En los 2 versos bajo nuestra consideración encontramos una tierna oferta de nuestro salvador.
Una vez más, Jesús establece que El es el agua que satisface, que el que tiene sed venga y beba.
Solo Dios puede producir la sed en nuestros corazones, pero la sed por si sola no es suficiente, tenemos que venir a Jesús y beber.
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