El fiscal de la Cámara Federal de Tucumán, Antonio Gómez, cree que en la Argentina se está cometiendo un delito casi perfecto: los que llama delincuentes ambientales, al contaminar, generan dinero, y eso les permite comprar poder político, producir contaminación social, y obtener impunidad. El círculo se cierra con un tipo de delito que no paga y donde, a la inversa, se suele acusar a los que denuncian. ¿Cómo comenzó este fiscal a ponerle el ojo a Minera Alumbrera, en Catamarca? ¿De qué modos contamina esa empresa? La verdadera historia. Las mentiras y los apoyos universitarios y eclesiásticos que adquieren las mineras. La relación con los políticos y funcionarios, y la contracara: las asambleas y el poder de las comunidades. Un fiscal que cree que le ataron las manos, pero no la lengua. Y una historia sobre pingüinos.