Forma parte del puñado de mejores actores que tiene la Argentina, y a sus casi 73 años continúa su escuela de teatro, dirige en su propia sala, Calibán, presenta, entre otras, tres obras escritas por él mismo, y acaba de finalizar una novela. Briski habla de dos oficios abandonados: el judaísmo y el peronismo. Y por qué los abandonó. Del exilio, del actual gobierno y los actuales opositores y el bacalao político. De Shakesperare, fábricas recuperadas, Deleuze, inmigrantes, Spinoza, juegos y navegaciones. Una invitación especial a la gente de las provincias, y un dilema: ¿qué es mejor, una vida tranquila, o una vida intensa?