Estar distraídos puede afectar negativamente nuestra vida en muchos aspectos. Es esencial reconocer estas distracciones y tomar medidas para mantenernos
enfocados en nuestras prioridades, incluyendo nuestra relación con Dios, nuestras metas personales y nuestras relaciones con los demás. Practicar la atención plena y buscar la guía de Dios en nuestras decisiones puede ayudarnos
a vivir una vida más plena y productiva.