Necesitamos ser libres del rechazo para que nuestras vidas puedan tener brillo y es una lucha tremenda porque el rechazo es terco, tiende a regresar y a tocar nuestras
puertas. ¡Y lo primero que tenemos que entender y creer es que somos HIJOS DE DIOS POR SU GRACIA NO SOLO DECIRLO SINO CREERLO Y CONFESARLO!