Tomar decisiones incorrectas o ir en la dirección equivocada puede llevarnos a situaciones peligrosas y llenas de angustia. Sin embargo, al igual que ese
muchacho que me alertó, Dios siempre está ahí para guiarnos y corregir nuestro camino. Dios siempre está dispuesto a guiarnos de vuelta al camino correcto.