En todas las áreas Dios necesita de mujeres como Priscila y hombres como Aquila que están dispuestos a ser gente que invierte tiempo, esfuerzo, conocimiento, hospitalidad y generosidad para que la palabra de Dios pueda correr y
transformar vidas.  Son historias que nos inspiran y nos animan a prepararnos a crecer para apoyar en el desarrollo a otros.