El dolor no es fácil, pero no estamos solos. Dios está con nosotros en cada paso del camino, usando nuestras pruebas para fortalecer nuestra fe, para moldear nuestro carácter y para guiarnos de vuelta a Su amor. Así que, en medio de tusluchas, mantén la esperanza y confía en que Dios está obrando en tu vida. Porque en las manos del Maestro, incluso el dolor puede convertirse en una herramienta de crecimiento y redención.