Hay momentos en nuestra vida en los que nos sentimos abrumados, solos o incluso alejados de Dios. Podemos pensar que nuestras emociones negativas nos separan de Él, pero la verdad es que Dios siempre está presente, sin importar cómo nos sintamos. Nos encontramos con la realidad de que incluso en nuestras dificultades, supresencia nos sostiene.