Cuando vamos a tomar una foto todos se muestran
sonrientes mientras se acomodan, pero no
conocemos todo lo que hay detrás de cada expresión o de cada sonrisa. Por eso es necesario no apresurarnos a juzgar a nadie por su apariencia o porque tal
vez no nos guste su actitud. Cuando conocemos otras historias entonces tal vez lo nuestro no sea terrible como pensamos. Cuando el profeta samuel estaba buscando rey para Israel y fue a la casa de Isaí, de entrada, se dejó llevar
por lo que sus ojos veían, pero el Señor le dijo: `
1ª. Samuel 16:7—No juzgues por su apariencia o
por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor
mira el corazón.