Este episodio confronta una realidad que muchas prefieren ignorar: no es Dios quien se aleja cuando llega el fin de semana… somos nosotras las que soltamos Su mano.
Romanos 11:6 nos recuerda que la gracia no se gana, se recibe. Y aunque el amor de Dios no cambia, Su deseo es transformarte para que vivas libre de los mismos ciclos que una y otra vez te hacen tropezar.
Proverbios 20 al 24 nos muestra que Él examina los pensamientos, dirige los pasos y conoce el corazón. Por eso, cuando llega el viernes y la mente empieza a soltarse, cuando dices “solo hoy”, “ya empiezo en enero”, o “necesito un descanso”, no estás simplemente saliéndote del plan… estás saliéndote de la consciencia de su presencia.
Este mensaje es para mujeres que desean madurar espiritualmente, mantener coherencia de lunes a lunes y dejar de vivir su fe a medias. Aquí hablamos del costo de querer tener el control, de cómo el enemigo busca distraerte cuando bajas la guardia, y del poder que hay en aprender a rendirte a Dios incluso en los días comunes.
No es “Señor, no me sueltes”, es “Señor, no permitas que yo te suelte.”
Porque cuando permaneces cerca, la gracia hace lo que tú no puedes.
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