Entre muchas otras cosas, esta conversación junto a Catalina Castillo encontró en lavar la loza un ejercicio mediante el que podemos reflexionar el mundo a través de nuestras manos. Algo completamente diferente a lo aprendido en casa, donde lavar la loza, lastimosamente, era el peor de los castigos. Sin embargo, en el momento que nos permitimos reconciliarnos con esta rutina, ella misma se descubre como un espacio-tiempo jabonoso de intimidad profunda.
Pueden contactar a Cata en www.catacastillo.com o en Instagram @catacastillo.aparicio