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Description

Yo fui criado en el campo con arepa; desayunar con cualquier otra cosa asada que no sea maíz amasado por manos humanas no me gusta, no me satisface, pero le recibo los wafles y pancakes. Crecí en medio de palos de café, frutales, hortalizas, y chocoleras, como se le llama a las extensiones sembradas de maíz. Y me parecía casi un milagro acompañar al abuelo Santiago Gálvis a sembrar granos amarillos y rojos juntos (3x2) para después ver crecer una caña enredada en una mata de fríjol. También me tocaron las cosechas en las que afloraban las panochas en el fogón de leña, las tortas en el sartén y el grano se saboreaba en todas sus posibilidades; así como tuve que moler ollas gigantes cocinadas que dieron paso a un pequeño emprendimiento familiar en la ciudad para la supervivencia a la venta en una ventana mientras crecíamos. Sé casi todo sobre la arepa, pero no me quedan bonitas, estéticas o redondas. Soy un promotor de las arepas naturales, tostadas y crujientes con mantequilla como las de doña Marina en el barrio Marmato y las de la abuela Luisa en Salamina; no tanto de las modernas de paquetico industrializado y cortadas con rayo láser. Y con Lorenzo Villegas he disfrutado de una divertida variedad que él va descubriendo por los barrios en bicicleta y en chiva por los pueblos, hasta el punto de considerarlo mi "dealer". En el 2025 el festival La Arepa Invita llegó a su octava versión, un momento propicio para reunirnos en la mesa en la Plazuela San Ignacio a compartir alrededor del maíz como alimento y sustento.