El mundo está atravesando una etapa de incertidumbre. Crisis económicas, tensiones políticas, migraciones masivas... y todo esto se siente como una nube pesada sobre nuestras cabezas.
Pero hay algo que pocas personas entienden: ese miedo que sientes no necesariamente viene solo de las noticias actuales. A menudo tiene raíces más profundas, en heridas emocionales que cargamos desde la infancia o incluso de nuestros ancestros.