No pensemos en los golpes que recibió, como para recriminarnos lo malo que somos y la culpa que tenemos. Sino, el gran amor de Jesús, que padece por nosotros con la esperanza de rescatarnos del pecado, los vicios y los extravíos que nos alejan o destrozan la vida.
El profeta Isaías hablaba ya de una imagen que conocemos como el siervo de Yaveh, el siervo doliente, que los primeros cristianos adoptaron para referirse a Jesús, ello nos ayuda a entrar en el misterio.
@miguel.angel.betancourt
Fb: Miguel Ángel Betancourt
Fb: Podcast católico – La Barca