Mucho podemos decir del Espíritu Santo, al que algunos llaman el Dios desconocido. Sabemos que es la tercera persona de la Trinidad, que es el soplo divino, aliento de vida, dedo de Dios. Consuelo, paráclito, abogado, defensor. Guía de la iglesia.
En pentecostés fue derramado sobre los apóstoles, dando valentía y encendiendo con fuego misionero los corazones para ser testigos de la resurrección. El Espíritu nos mueve, nos impulsa, nos anima y con él, la iglesia de renueva constantemente.
Al meditar en su venida, pidámosle un nuevo pentecostés para la iglesia, pidamos que derrame sus dones, aquéllos que más necesitemos.
@miguel.angel.betancourt
Fb: Miguel Ángel Betancourt
Fb: Podcast católico – La Barca