(Job 22:21-30) »¡Deja de disputar con Dios! Ponte de acuerdo con él y al fin tendrás paz. Su favor te rodeará sólo con reconocer tu error. Escucha sus instrucciones y guárdalas en tu corazón. Si regresas a Dios y arreglas todo lo malo que hay en tu hogar, serás restaurado. Si renuncias a tu codicia y arrojas tu oro, el Todopoderoso mismo será tu tesoro; él será para ti como preciosa plata. Entonces te deleitarás en el Todopoderoso, y esperarás en Dios. Orarás, y él te escuchará, y tú cumplirás cuanto le hayas prometido. ¡Todo lo que desees se cumplirá! Y la luz del cielo iluminará tu camino delante de ti. Si te atacan y te derriban, sabrás que hay uno que te volverá a levantar. Sí, él salvará al humilde; y aun a los pecadores ayudará mediante tus manos puras».