El matrimonio es una institución establecida por Dios. No era bueno que el hombre estuviere sólo. Creo a la mujer para que fuera su ayuda idónea. La Sagrada Escritura se abre con el relato de la creación del hombre y de la mujer a imagen y semejanza de Dios y se cierra con la visión de las “bodas del Cordero”. De un extremo al otro la Escritura habla del matrimonio y de su “misterio”, de su institución y del sentido que Dios le dio, de su origen y de su fin, de sus realizaciones diversas a lo largo de la historia de la salvación, de sus dificultades nacidas del pecado y de su renovación “en el Señor”.