El libro de los Salmos es uno de los más amados y más leídos de toda la Biblia. El contenido de esta notable colección muestra la gama completa de emociones religiosas y condiciones espirituales, desde las profundidades más bajas de la desesperación hasta las más altas expresiones de alabanza y adoración. Salmos no sólo nos habla a nosotros, como lo hace toda la Escritura, sino que también habla por nosotros, pues responde a cada una de nuestras emociones y etapas de desarrollo espiritual. Este vasto tesoro de verdad espiritual ha animado y motivado al pueblo de Dios a lo largo de todos los siglos.
El atractivo universal de los salmos se debe en parte a su forma poética y a que originalmente se acompañaban con música. El término familiar “salterio” deriva casi letra por letra del término griego para un instrumento de cuerda, lo cual revela que estos salmos de aspiración espiritual se cantaban con acompañamiento musical. En consecuencia, más que ningún otro libro de la Biblia, este libro ha inspirado himnos y cantos espirituales hasta el día de hoy. En el Nuevo Testamento, el Salterio se conoce como “el libro de los Salmos” (Lucas 20:42, Hechos 1:20), nombre que se tomó de la Septuaginta y fue luego aceptado y utilizado en la Iglesia cristiana.