Desde el primer siglo, la Iglesia ha tenido la práctica de formular, como cuerpo, expresiones de fe y conducta para la vida. Diecinueve siglos de historia han dejado miles de pequeñas y grandes confesiones o credos. Algunas confesiones tuvieron muchos contribuyentes que se unieron para formar un solo credo, y a veces el credo tuvo sólo un único contribuyente. Por tanto, hay una gran diversidad en el libro de los Salmos. En primer lugar, la diversidad de autores. Es admirable la valentía literaria que tuvo el editor (o cuerpo de editores) que permitió tal diversidad en una misma colección. Reyes, sacerdotes, profetas y personas comunes tuvieron la misma oportunidad de expresar sus pensamientos sobre Dios y sobre Israel.