Lo que ignoraban los amigos de Job era que Dios mismo había permitido todo este sufrimiento lo cual no era secreto para Job quien desde el principio acusó a Dios de permitirlo. Con todo Job no atribuyó despropósito alguno a Dios, él sabía que había una razón poderosa pero no la podía entender. Soportar una prueba puede ser difícil pero cuando la prueba se alarga y parece que se vuelve crónica es algo que nos muele, nos cuestiona. El propósito de las pruebas parece ser revelado después de la prueba, no antes, ni en medio de ella. Desea Dios que confiemos en Él y creamos en su amor aún en medio de nuestro dolor, esta es la verdadera prueba. ¿Cómo se sintió Moisés cuando en obediencia a la voz de Dios va a Faraón y le pide que deje ir al desierto a Israel y en lugar de ello Faraón agravó la carga sobre los israelitas? ¿Cómo se sintió David cuando Samuel le ungió como rey y en lugar de ser un privilegiado en lo económico y lo emocional sufrió durante gran parte de su vida la persecución de Saúl? ¿Será acaso que no se preguntaron el por qué? La preparación de Dios para entrar a la tierra prometida generalmente está antecedida del desierto.