En este ultimo aspecto de la Intimación nuestro tema abordará el andar del creyente como amigo de Dios. Por lo que quiero compartir esta palabra advirtiendo que Dios no es de muchos amigos. No todos han podido ser reconocidos como tal a lo largo de la historia de la bíblica y de la humanidad. Escribo estas líneas con una presencia terrible del Espíritu Santo, con un temblor que recorre todo mi cuerpo y unas lagrimas que no cesan. Siento el dolor de Dios de no poder contar con más amigos como quisiera. Parece que detrás del argumento de la soberanía se escondiera la justificación de que nada pudiese cambiar porque todo transcurre como está determinado. ¿Acaso Dios determinó que no se le amase con vehemencia? ¿Nunca Él busco a alguien para tener una relación cercana? ¿Se ha escondido de nosotros como el padre que niega su paternidad o más bien nos ha buscado y lo ha dado todo por nosotros? ¿Dios aun busca amigos que tengan hambre y sed de Él?