El ejemplo de Cristo es un argumento en pro de la paciencia cuando se sufre. En el caso del sufrimiento de nuestro Señor, Él no conoció pecado, pero sufrió en lugar de los que no conocían justicia. La intención y la finalidad bendita de nuestro Señor fue reconciliarnos a Dios y llevarnos a la gloria eterna. Fue llevado a la muerte en su naturaleza humana, pero fue resucitado por el poder del Espíritu Santo.