Por un lado, sin el consejo de otros los planes (o “los pensamientos”) se frustran o se quiebran (no se realizan). Al contrario, la multitud de consejeros “garantiza” el éxito de los pensamientos o planes. Son las actitudes de orgullo e insensatez las que impiden al hombre que escuche a otros. Mejor vencer el orgullo o la insensatez y hacer la consulta apropiada.