Debemos evitar la compañía y los placeres necios del impío o nunca disfrutaremos los placeres de la vida santa. Es vano procurar la compañía de los impíos con la esperanza de hacerles bien; es mucho más probable que seamos corrompidos por ellos. No basta con abandonar al necio; debemos juntarnos con los que andan en sabiduría. No hay verdadera sabiduría, sino en el camino de la piedad, no hay vida verdadera, sino al final de este camino.